YO SOY AQUÉL
Y yo, alma al viento,
soy aquel soñador,
bohemio y enamorado
de lugares no descubiertos,
de gentes no conocidas,
de amores por vivir,
esperando siempre ser
gratamente sorprendido.
Camino pues, sin rumbo,
por los parajes de la vida,
a la conquista del lugar soñado,
dónde ser feliz,
de amistades verdaderas,
del amor, el cariño,
y la compañía tan anhelada.
Así, viajo a la deriva,
cansado,
con mi mochila a cuestas.
En ella llevo,
penas y tristezas,
glorias y alegrías,
recuerdos entrañables y benditas soledades,
nostalgias y añoranzas a raudales,
momentos feos y bellos,
ambos inolvidables,
migajas de mi corazón errante,
que a mi paso voy dejando,
como huellas en mi senda,
las manchas de mi conciencia,
y mis fantasmas.
Al fondo de mi equipaje,
el peso de mi propia vida.
Y aún, siempre, la firme convicción
de seguir adelante, luchando,
llueva o truene,
desafiando todos los envites,
que a mi orilla lleguen.
Y al tiempo, aceptando,
siempre aceptando.
lunes, 2 de junio de 2008
lunes, 26 de mayo de 2008
IDENTIDAD por Miguel Azarmendia de Posadas
IDENTIDAD
A veces en la esencia de las cosas,
donde existe un hálito divino,
encuentro mi fantástico destino
y es allí donde el alma al fin reposa.
Estallan realidades asombrosas
cuando inmerso en la dote de mi sino
fluye el arte, abriéndome camino
y es la rosa mucho más que rosa.
Desangro en cada verso la conciencia
hallando de la vida su discreta
virtud de soledad y quintaesencia.
Descubro de los dioses la secreta
gracia de palabra y trascendencia
que trocaron de mí a este poeta.
Miguel Azarmendia de Posadas
A veces en la esencia de las cosas,
donde existe un hálito divino,
encuentro mi fantástico destino
y es allí donde el alma al fin reposa.
Estallan realidades asombrosas
cuando inmerso en la dote de mi sino
fluye el arte, abriéndome camino
y es la rosa mucho más que rosa.
Desangro en cada verso la conciencia
hallando de la vida su discreta
virtud de soledad y quintaesencia.
Descubro de los dioses la secreta
gracia de palabra y trascendencia
que trocaron de mí a este poeta.
Miguel Azarmendia de Posadas
sábado, 24 de mayo de 2008
CONFESIONES A UNA MADRE AUSENTE por Fabricio Fornero
Confesiones a una madre ausente
Tu ausencia en esta noche, madre, es arroyo sin montañas,
una voz dulce de maestra, una caricia anhelada
Tu ausencia en esta noche, es un reloj de madera,
una sombrilla vacía, dulce canción de escuela;
Si escribiese plenitudes, en lugar de carencias;
si tu memoria bastase para escapar de esta demencia;
pero ya ves, madre, soy un poeta más persiguiendo la tristeza,
reabriendo viejas heridas, dibujando la muerte en cada poema...
Cada golpe que recibo es un verso por escribir,
una llaga por curar, otro anhelo que cumplir;
aún así, busco aquí el verso inútil que justifica la vida,
el oculto silencio, las renuncias conocidas...
Si la muerte trae miseria, ¿A qué indagar en sus entrañas?
¿Por qué pensar que unas palabras han de valer lo que aún nos queda?
Hoy, subastan los recuerdos, sin haberme preguntado,
cuatro grises empleados con corbatas de gusano;
y un extraño en el ropero, va pujando por llevarse,
mi uniforme de primaria, algún abrazo no dado;
Mientras me roban el mundo, la voz de tu fantasma,
oculta en los rincones, disimulando esperanza,
me susurra los espacios que no serán llenados,
las voces que se han ido, los rostros olvidados...
Tu ausencia en esta noche, es un niño arrepentido,
soledad sin caretas, hospitales vacíos;
Tu ausencia es más que nunca, madre, albañil de mis murallas,
un arrullo dormido...otra isla en el alma...
Por: Fabricio Fornero
Tu ausencia en esta noche, madre, es arroyo sin montañas,
una voz dulce de maestra, una caricia anhelada
Tu ausencia en esta noche, es un reloj de madera,
una sombrilla vacía, dulce canción de escuela;
Si escribiese plenitudes, en lugar de carencias;
si tu memoria bastase para escapar de esta demencia;
pero ya ves, madre, soy un poeta más persiguiendo la tristeza,
reabriendo viejas heridas, dibujando la muerte en cada poema...
Cada golpe que recibo es un verso por escribir,
una llaga por curar, otro anhelo que cumplir;
aún así, busco aquí el verso inútil que justifica la vida,
el oculto silencio, las renuncias conocidas...
Si la muerte trae miseria, ¿A qué indagar en sus entrañas?
¿Por qué pensar que unas palabras han de valer lo que aún nos queda?
Hoy, subastan los recuerdos, sin haberme preguntado,
cuatro grises empleados con corbatas de gusano;
y un extraño en el ropero, va pujando por llevarse,
mi uniforme de primaria, algún abrazo no dado;
Mientras me roban el mundo, la voz de tu fantasma,
oculta en los rincones, disimulando esperanza,
me susurra los espacios que no serán llenados,
las voces que se han ido, los rostros olvidados...
Tu ausencia en esta noche, es un niño arrepentido,
soledad sin caretas, hospitales vacíos;
Tu ausencia es más que nunca, madre, albañil de mis murallas,
un arrullo dormido...otra isla en el alma...
Por: Fabricio Fornero
viernes, 23 de mayo de 2008
PARTÍ por Lydia Raquel Pïstagnesi
Partí
Partí sin despedirme
una oscura mañana,
borrada mi memoria,
entregada a mi suerte.
Tracé nuevos caminos
con códigos extraños,
marcando vaticinios
de tatuajes inertes.
Habité en viscerales
rincones de agonía,
resbalé por cornisas
entre brazas candentes.
Escribí del destierro
ecos de hipocresía,
y dormí en nauseabundas
hogueras de la muerta.
Lydia Raquel Pïstagnesi
Partí sin despedirme
una oscura mañana,
borrada mi memoria,
entregada a mi suerte.
Tracé nuevos caminos
con códigos extraños,
marcando vaticinios
de tatuajes inertes.
Habité en viscerales
rincones de agonía,
resbalé por cornisas
entre brazas candentes.
Escribí del destierro
ecos de hipocresía,
y dormí en nauseabundas
hogueras de la muerta.
Lydia Raquel Pïstagnesi
DEL OLVIDO Y OTROS PECADOS por Rodolfo Hachén
Del olvido y otros pecados
I
Sintió el pesar
de la memoria herida,
la ausencia de relatos veraces,
y, astillada de luz,
sonámbula y frágil,
recorrió la casa
como si el silencio afilado
de las cosas
condujera al delirio.
II
(Llegó el clamor al río
y se quedó instalado
como oriundo del cielo.
No se supo del frío
de los cuerpos inertes
ni de las bocanadas
pronunciadas
minutos después
de la partida.
Sólo los camalotes
alteraron su curso
para no profanar
a esos navegantes
con los ojos inflados
como peces
y un riptus de piedad
en las manos atadas)
III
Llenó de hiatos
las páginas
del álbum familiar
y pensó que
sólo recordaba la silueta
de ese niño ausente.
Una figura mínima
y constante
que en las tardes
de verano
la saca de la casa
y la obliga a transitar
Ministerios y fosas
ignorando
la tenacidad de los últimos
suplicios.
IV
(Resurgió del agua
y su rostro
fue parte del enigma...
Nadie quiso
avivarlo en las miradas
ni inscribirlo
en los gestos oficiales
como si el pasado
que él representaba
no tuviera cabida.)
V
No creerá
que esas muecas
ocultan
agasajos
ni que son herederos
de su carne
los fantasmas
de cada mediodía.
I
Sintió el pesar
de la memoria herida,
la ausencia de relatos veraces,
y, astillada de luz,
sonámbula y frágil,
recorrió la casa
como si el silencio afilado
de las cosas
condujera al delirio.
II
(Llegó el clamor al río
y se quedó instalado
como oriundo del cielo.
No se supo del frío
de los cuerpos inertes
ni de las bocanadas
pronunciadas
minutos después
de la partida.
Sólo los camalotes
alteraron su curso
para no profanar
a esos navegantes
con los ojos inflados
como peces
y un riptus de piedad
en las manos atadas)
III
Llenó de hiatos
las páginas
del álbum familiar
y pensó que
sólo recordaba la silueta
de ese niño ausente.
Una figura mínima
y constante
que en las tardes
de verano
la saca de la casa
y la obliga a transitar
Ministerios y fosas
ignorando
la tenacidad de los últimos
suplicios.
IV
(Resurgió del agua
y su rostro
fue parte del enigma...
Nadie quiso
avivarlo en las miradas
ni inscribirlo
en los gestos oficiales
como si el pasado
que él representaba
no tuviera cabida.)
V
No creerá
que esas muecas
ocultan
agasajos
ni que son herederos
de su carne
los fantasmas
de cada mediodía.
DIEZ DEDOS EN LA ESPALDA por Rosa Elena Gómez de Villa
Diez dedos en la espalda
Diez dedos
peregrinando,
por las cimas y abismos,
los cauces desnudos
de tu cuerpo.
En amaneceres de neblina,
diez dedos
diciendo
los extasiados murmullos…
Diez dedos en tu espalda,
anudando el complejo
abrazo de la ternura.
Trayendo la brisa,
el misterioso lazo,
que te atrapa
y me hunde en ti.
Tan sólo diez dedos,
títeres del amor
y estas manos simples
que llevan escrito tu nombre…
Rosa Elena Gómez de Villa
Diez dedos
peregrinando,
por las cimas y abismos,
los cauces desnudos
de tu cuerpo.
En amaneceres de neblina,
diez dedos
diciendo
los extasiados murmullos…
Diez dedos en tu espalda,
anudando el complejo
abrazo de la ternura.
Trayendo la brisa,
el misterioso lazo,
que te atrapa
y me hunde en ti.
Tan sólo diez dedos,
títeres del amor
y estas manos simples
que llevan escrito tu nombre…
Rosa Elena Gómez de Villa
CANTO A UNA PATRIA NUEVA por Maria Del Carmen Ruiz
CANTO A UNA PATRIA NUEVA
No habrá tiempos ni voces que no te nombren,
que no te dibujen o inventen.
Por decreto saldrán a las esquinas
jóvenes y viejos regalando flores.
Cantarán repitiendo versos de todos los Poetas
para que lleguen de norte a sur.
Seremos otra vez grandes, infinitos
y han de volver los columpios a mecer niños de todas razas.
Pintaremos una y otra vez sonrisas olvidadas,
palabras proscriptas, colores, definiéndote.
Vamos a llenar nuestro Pueblo
de primaveras azules,
de noches amarillas y mañanas blancas.
Con carteles de Paz
prohibiremos la entrada a los corruptos,
a los fariseos, a los imbéciles
que regalan a sus hijos dinero sucio
en vez de libros y Amor,
a quienes no saben de noches libres, de bohemia pura
y resuelven sus vidas con la droga.
Ellos no deben estar,
no son dignos de llevar tu color-
Los nacidos en primavera
custodiarán nuestra entrada por el norte,
la del sur, los nacidos en invierno,
en la del oeste estarán los del otoño
y en la del este, los nacidos en verano.
Así dividiremos los hombres, los años y las horas.
En todo el Universo estará tu Nombre
como una bandera sin mácula
elevándose hacia las estrellas.
Estarás allí;
Pluridimensional
con tus ojos de ríos y mares
con tu aroma de trigo y oro negro
y tu silueta de puertos, fábricas y puentes.
Nada ha de haber más grande que tu abrazo
para que los de aquí y los de allá, sepan que existes.
Basta de silencios, de llantos y soledad en tu garganta,
basta de injusticias,
de mirar hacia otro lado derrumbando sueños.
Hay que construir otro futuro sin sangre ni arrebatos,
donde quienes no muestren alegría
no puedan circular por nuestro Territorio.
Por las noches
no romperán los tímpanos las nefastas sirenas,
en cambio oiremos con pasión “Los versos del Capitán”,
los “Cantos Gregorianos” y un Tango que nos hable de esperanzas,
una canción para niños marginados
devolviéndoles la ilusión.
Volveremos a ser esa ventana abierta
que hace tiempo clausuraron,
esos barcos buscadores de refugio,
esas selvas y bosques incendiados de verde
que abolirán el fuego.
Seremos otra vez todos los nombres,
las manos entrelazadas, la historia y la leyenda
que otras manos “oscuras” nos robaron.
Nacerá un nuevo grito;
el grito de un Pueblo recién inaugurado
defendiendo la justicia, los niños en la escuela,
en las calles, donde en vez de mendigar
volverán a tener barriletes, pan, abrigo,
padres que llegan al hogar cantando
porque han cobrado un jornal digno.
Tu grito Patria, retumbará feliz
confundiéndose con el viento
y caerán los muros de las cárceles,
las vallas de contención que limitan las protestas
de los que nada tienen.
Dejarás atrás códigos que no se cumplen,
almanaques de cincuenta meses repetidos,
relojes que sólo sirven para marcar las horas de partida,
bolsillos flacos engordando otros bolsillos,
rutas que conducen al oprobio de muchos
obligados por los gritos, de quienes olvidaron hablar.
Silenciarás el dolor,
el fantasma desesperado que nos viste de nostalgia.
Silenciarás nuestra tristeza escrita en pancartas y banderas rojas.
Entonces, Patria,
te vestirás de azul, de blanco y amarillo
y en tu rostro veremos una inmensa luz.
Sonreirás y sonreiremos,
en tus ojos puros estarán millones de ojos,
de bocas, de manos limpias esperando.
Caminaremos juntos por la misma vereda,
sobre la misma orilla
dejando una huella hacia el Mañana…
Maria del Carmen Ruiz
Poema premiado a nivel nacional en el año 2.005
No habrá tiempos ni voces que no te nombren,
que no te dibujen o inventen.
Por decreto saldrán a las esquinas
jóvenes y viejos regalando flores.
Cantarán repitiendo versos de todos los Poetas
para que lleguen de norte a sur.
Seremos otra vez grandes, infinitos
y han de volver los columpios a mecer niños de todas razas.
Pintaremos una y otra vez sonrisas olvidadas,
palabras proscriptas, colores, definiéndote.
Vamos a llenar nuestro Pueblo
de primaveras azules,
de noches amarillas y mañanas blancas.
Con carteles de Paz
prohibiremos la entrada a los corruptos,
a los fariseos, a los imbéciles
que regalan a sus hijos dinero sucio
en vez de libros y Amor,
a quienes no saben de noches libres, de bohemia pura
y resuelven sus vidas con la droga.
Ellos no deben estar,
no son dignos de llevar tu color-
Los nacidos en primavera
custodiarán nuestra entrada por el norte,
la del sur, los nacidos en invierno,
en la del oeste estarán los del otoño
y en la del este, los nacidos en verano.
Así dividiremos los hombres, los años y las horas.
En todo el Universo estará tu Nombre
como una bandera sin mácula
elevándose hacia las estrellas.
Estarás allí;
Pluridimensional
con tus ojos de ríos y mares
con tu aroma de trigo y oro negro
y tu silueta de puertos, fábricas y puentes.
Nada ha de haber más grande que tu abrazo
para que los de aquí y los de allá, sepan que existes.
Basta de silencios, de llantos y soledad en tu garganta,
basta de injusticias,
de mirar hacia otro lado derrumbando sueños.
Hay que construir otro futuro sin sangre ni arrebatos,
donde quienes no muestren alegría
no puedan circular por nuestro Territorio.
Por las noches
no romperán los tímpanos las nefastas sirenas,
en cambio oiremos con pasión “Los versos del Capitán”,
los “Cantos Gregorianos” y un Tango que nos hable de esperanzas,
una canción para niños marginados
devolviéndoles la ilusión.
Volveremos a ser esa ventana abierta
que hace tiempo clausuraron,
esos barcos buscadores de refugio,
esas selvas y bosques incendiados de verde
que abolirán el fuego.
Seremos otra vez todos los nombres,
las manos entrelazadas, la historia y la leyenda
que otras manos “oscuras” nos robaron.
Nacerá un nuevo grito;
el grito de un Pueblo recién inaugurado
defendiendo la justicia, los niños en la escuela,
en las calles, donde en vez de mendigar
volverán a tener barriletes, pan, abrigo,
padres que llegan al hogar cantando
porque han cobrado un jornal digno.
Tu grito Patria, retumbará feliz
confundiéndose con el viento
y caerán los muros de las cárceles,
las vallas de contención que limitan las protestas
de los que nada tienen.
Dejarás atrás códigos que no se cumplen,
almanaques de cincuenta meses repetidos,
relojes que sólo sirven para marcar las horas de partida,
bolsillos flacos engordando otros bolsillos,
rutas que conducen al oprobio de muchos
obligados por los gritos, de quienes olvidaron hablar.
Silenciarás el dolor,
el fantasma desesperado que nos viste de nostalgia.
Silenciarás nuestra tristeza escrita en pancartas y banderas rojas.
Entonces, Patria,
te vestirás de azul, de blanco y amarillo
y en tu rostro veremos una inmensa luz.
Sonreirás y sonreiremos,
en tus ojos puros estarán millones de ojos,
de bocas, de manos limpias esperando.
Caminaremos juntos por la misma vereda,
sobre la misma orilla
dejando una huella hacia el Mañana…
Maria del Carmen Ruiz
Poema premiado a nivel nacional en el año 2.005
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