Del olvido y otros pecados
I
Sintió el pesar
de la memoria herida,
la ausencia de relatos veraces,
y, astillada de luz,
sonámbula y frágil,
recorrió la casa
como si el silencio afilado
de las cosas
condujera al delirio.
II
(Llegó el clamor al río
y se quedó instalado
como oriundo del cielo.
No se supo del frío
de los cuerpos inertes
ni de las bocanadas
pronunciadas
minutos después
de la partida.
Sólo los camalotes
alteraron su curso
para no profanar
a esos navegantes
con los ojos inflados
como peces
y un riptus de piedad
en las manos atadas)
III
Llenó de hiatos
las páginas
del álbum familiar
y pensó que
sólo recordaba la silueta
de ese niño ausente.
Una figura mínima
y constante
que en las tardes
de verano
la saca de la casa
y la obliga a transitar
Ministerios y fosas
ignorando
la tenacidad de los últimos
suplicios.
IV
(Resurgió del agua
y su rostro
fue parte del enigma...
Nadie quiso
avivarlo en las miradas
ni inscribirlo
en los gestos oficiales
como si el pasado
que él representaba
no tuviera cabida.)
V
No creerá
que esas muecas
ocultan
agasajos
ni que son herederos
de su carne
los fantasmas
de cada mediodía.
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